jueves, 15 de julio de 2010

ESTO NO ES TRIGO

Alquien debe de haber sido el primero en descubrir que moliendo el grano de trigo podía hacerse harina y que, con ella, podía amasarse pan. Con el tiempo, los pueblos del mundo se acostumbraron a ver el trigo crecer y a alimentarse del pan hecho con esa harina. Y hasta hubo pueblos enteros que, creciendo cerca d las plantaciones, se especializaron en hacer pan y se volvieron fabricantes y vendedores de pan a otros pueblos.
Una antiquísima parábola cuenta que, un día, una plaga atacó las espigas de trigo que crecían junto a uno de esos pueblos panaderos, y la cosecha se perdió. De toda la plantación de trigo, no quedó nada más que algunas malas hierbas inútiles que solo servían para alimentar a cuervos e insectos. Por mucho que hicieron, en esa tierra el trigo ya no germinaba.
Pasó el tiempo, y alguien descubró que, en ese campo en el que ya no crecía el trigo, se podía plantar cebada.
Cuando esta creció, mucha gente se acercó a ver las plantas y exclamaron:
- ¡Esto no es trigo, ni se le parece!...
Y era verdad.
Pero hub algunos que, explorando, descubrieron que con esa cebada también se podría hacer pan. La mayoría los acusaba de estafadores.
- ¡Esto no es trigo, así es que esta hogaza no es de pan! - gritaba -. Ni el color es parecido... ¡Y el sabor es espantoso!...
Mucha gente estaba sin trabajo. Rezaban a sus dioses por un poco de trigo para hacer pan. Mandaban delegaciones a sus dirigentes para que los emisarios salieran a pedir algo de trigo para poder hacer pan.
Los hornos cerraron porque decían que sin trigo no se podía hacer pan.
Mucha gente murió de hambre, porque no consiguió quien le diera un mendrugo de pan.Y de poco sirvieron las voces que alertaron que el pan de cebada no era igual al pan hecho con harina de trigo, pero que también era pan.
En demasiadas situaciones, nos comportamos como aquel pueblo de panaderos. Nos quedamos prisioneros de nuestros prejuicios. No está mal que nos hayamos habituado al blanco pan de siempre. No es de extrañar que nos guste más trabajar con la fina harina hecha de la molienda de trigo, que nos fascine la ductilidad de esa masa y la manera en la que se eleva como un canto a la vida al entrar en el horno. Pero es necesario saber que, cuando no hay trigo y hay solamente cebada, esa harina nueva y oscura es, si no queremos morir de hambre, nuestra mejor posibilidad.
Jorge Bucay de "CUENTA CONMIGO"

domingo, 11 de julio de 2010

UNA REVELACIÓN DE ÚLTIMA HORA

Se cuenta que hubo un niño muy sensible e inteligente, que solía preocuparse y lamentarse por el estado en el que se encontraba el mundo. Más adelante, durante su juventud, empezó a protestar y a quejarse por las políticas impulsadas por el Gobierno de su país. Frustrado por no conseguir los cambios que deseaba, al llegar a la edad adulta centró sus críticas y juicios en su mujer y sus hijos. Fue sin duda una vida marcada por la lucha, el conflicto y el sufrimiento. Sin embargo, al cumplir 80 años y aquejado de una enfermedad terminal, experimentó su manera de ver la vida. Tanto es así, que horas antes de fallecer dejó por escrito el epitafio que más tarde se escribiría sobre su tumba:
"Cuando era niño quería cambiar el mundo. Cuando era joven quería cambiar a mi país. Cuando era adulto quería cambiar a mi familia. Y ahora que soy un anciano y que estoy a punto de morir, he comprendido que si hubiera cambiado yo, habría cambiado todo lo demás".
Suplemento EL PAÍS 11 julio 2010

martes, 6 de julio de 2010

si supiera...


no te salves...


la culpa...


problemas...


gestionar el enfado...


con humildad...


la esperanza...


te quiero...


huir...




la buena vida...


sembrar optimismo...


amar mucho...


haber amado...


escuchar...


...


el equilibrio amoroso...




el amor...


la salud...


tú...




las oportunidades...


el bien...


conoce primero...




cambiar de opinión...




el sabio y el necio...


los fracasos...


abnegación???...


la serenidad...


emplear el presente...


sacrificio...


el perdón...


egoísmo sano...


pensar...