Un hombre perdió su hacha; y sospechó del hijo de su vecino.
Observó la manera de caminar del muchacho, exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven, idéntica a la de un ladrón. Observó la forma de hablar, igual a la de un ladrón.
En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto.
Pero, más tarde, encontró su hacha, y después cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes a los de un ladrón...
Relato ZEN
No hay comentarios:
Publicar un comentario
pensadores dijeron...