Una hija le pidió a su madre consejo ante una situación muy difícil en la que se encontraba inmersa y que tenía que resolver a la mayor brevedad posible. La madre, una mujer sabia, le dijo, llevándola a la cocina:
- Imagínate que el agua hirviendo que contiene esta olla e la grave situación que tienes que resolver. Ahora, te presento a tres personajes imaginarios: un huevo, una zanahoria y un puñado de granos de café. Voy a someter a cada uno de ellos al efecto del agua hirviendo, introduciéndolos en la olla.
Minutos más tarde la madre continuó:
- El huevo se ha endurecido, se ha vuelto opaco y ha perdido su transparencia original. La zanahoria se ha ablandado tanto que se ha convertido en puré y ha perdido también su forma. Pero los granos de café, por el contrario, no sólo no han cambiado de forma, sino que, además, han transformado el agua hirviendo en un agradable y oloroso café.
Al huevo, la circunstancia adversa le había hecho transformarse en un ser duro e insensible; a la zanahoria la había destruído. Sin embargo, los granos de café habían resistido y sido capaces de transformar el problema existente en algo provechoso.
- Hija mía, como verás, lo inteligente en esta vida es ser café...
Si ante los problemas que te surgen en la vida resistes, podrás transformar la adversidad en un triunfo...
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