martes, 30 de marzo de 2010

EL MELOCOTÓN

El maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempren entendían el sentido de la misma...
- Maestro - lo encaró uno de ellos una tarde -. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...
- Pido perdón por eso - se disculpó el maestro -. Permíteme que en señal de reparación einvite a un rico melocotón.
- Gracias, maestro -respondió halagado el discípulo.
- Quisera, para agasajarte, pelar tu melocotón yo mismo. ¿Me lo permites?.
- Sí, muchas gracias - dijo el alumno.
-¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que sea más fácil comerlo?.
- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu generosidad, maestro...
- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte... Permíteme también que lo mastique antes de dártelo...
- No, maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! - se quejó sorprendido el discípulo.
El maestro hizo una pausa.
- Si yo os explicara el sentido de cada cuento, sería como daros a comer una fruta masticada...
Cuento de la sabiduría sufí

jueves, 25 de marzo de 2010

UNA CUESTIÓN DE ACTITUD

Había una vez un ratón que estaba mirando por un agujero abierto en la pared, cuando io a un granjero abriendo un paquete. De repente, quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera. Fue corriendo al patio de la granja para advertir a todos los animales:
- ¡Hay una ratonera en la casa!.
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo:
- Disculpe, señor ratón, entiendo que es un gran problema para usted, pero no para mí.
El roedor se acercó al cordero y le dijo:
- ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!.
- Discúlpeme, señor ratón, pero yo sólo puedo rezar por usted.
El ratón se dirigió a la vaca y ésta le contestó:
- ¿Pero acaso estoy yo en peligro?. Estoy segura de que no.
Y el ratón volvió a la casa abatido.
Aquella noche se oyó un gran barullo en la casa. La mujer del granjero corrió para ver qué había ocurrido. En la oscuridad no vio que la ratonera había cogido la cola de una cobra venenosa y ésta le mordió. El granjero la llevó inmediatamente al hospital, pero cuando regresó a casa, ella tenía fiebre. Para alimentar a alguien con fiebre, nada mejor que una sopa. Así que el granjero agarró su hacha y fue en busca del ingrediente principal: la gallina. Como la enfermedad continuaba, los amigos fueron a visitarla. Para alimentar a los invitados, el granjero tuvo que matar al cordero. Al final, la mujer acabó muriendo y el granjero tuvo que vender la vaca para cubrir los gastos del funeral.
Así que, la próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que, como no es el tuyo, no le debes prestar atención...piénsalo dos veces. ¡El que no vive para servir, no sirve para vivir!...
mail enviado por Mª José a la revista AR de abril

martes, 16 de marzo de 2010

EL CIELO Y EL INFIERNO

Un guerrero samurai fue a ver al Maestro Espiritual y le preguntó:
- ¿Realmente existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?.
Como todo guerrero, no tenía astucia, ni matemáticas en su mente; sólo conocía dos cosas: la vida y la muerte. Él no había acudido ante el Maestro a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo.
Calmadamente, el Maestro le respondió de una manera que sólo un guerreo podía haber entendido.
- ¿Quién eres? - le preguntó.
- Soy un samurai.
Entonces el Maestro le dijo:
- En Japón, ser un samurai es algo que dá mucho prestigio. Quiere decir que eres un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida...
- Soy un samurai, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta.
Tras escucharlo el Maestro se rió y luego dijo:
- ¿Un samurai, tú? Pareces más bien un mendido, un pelele.
Al oír aquello, la soberbia y el orgullo del samurai le hicieron sentirse herido y olvidó para qué había ido. Inmediatamente sacó su espada y ya estaba a punto de matar al Maestro cuando éste le dijo:
- Estás a la puerta del infierno. Tu espada, tu ira, tu ego, te abren la puerta. Te has convertido en esclavo.
Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuebo la espada en su cinto y el Maestro dijo:
- Aquí se abren las puertas del cielo. Ahora eres el amo. El cielo y el infierno están dentro de tí. Ambas puertas están dentro de tí. Cuando te comportas de forma inconsciente, estás a las puertas del infierno; cuando estás alerta y consciente estás en las puertas del cielo. La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en cada uno de ello. Pero la gente sigue pensando que esas puertas existen en alguna parte, fuera de ellos mismos...
Dice el Maestro: El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren...en un segundo se puede ir del infierno al cielo, o del cielo al infierno. En un segundo tienes el control de tu mente y eres el amo y al siguiente lo pierdes y te conviertes en el esclavo. Tú decides, amo o esclavo...
Cuento expuesto en la conferencia "¿Quién controla tu mente?", y dirigida por la Asociación BRAHMA KUMARIS

sábado, 13 de marzo de 2010

ayuda...


esperar...


empezar...


no aceptar...


presumir...


nunca hagas...


seguir tu ritmo...


hablar...


imposible???...


tratar a los demás...


los días...


la verdad...


hacerlo bien...


estudiar...


ser uno mismo...


desear...


la lengua...


los retos...


promesas...







caerse...




lee...


ansiedad y depresión...


el tiempo...


perderse...la vida...


no cambiar...


avanzar...


inténtalo...


no dura...


un buen consejo...


las oportunidades...


interferencias...


defraudar...