domingo, 11 de abril de 2010

EL DAR

El egoísmo pide. El amor da.
Nuestro nacimiento en este mundo se debe;
sin dudas, al dar de la madre. Eso se llama
amo, puesto que el amor no es otra cosa
que dar. Dar es darse completamente sin
esperar respuesta ni retribución.
El bebé lo sabe. Pero muy rápidamente
nuestra frágil conciencia se va envolviendo
en el caparazón del ego y se acostumbra solo a
pedir. Así comienza nuestro sufrimiento
puesto que el egoísmo pide y pide y nunca está
completamente satisfecho.
Por lo general, nuestro dar está condicionado.
Una especie de trueque. Tanto me das, tanto
te doy. Eso está bien para el comercio,
pero con la vida no funciona y al final siempre
se termina perdiendo.
Cuando se hace contabilidad con los afectos,
el saldo es siempre negativo.
El verdadero amor no tiene límites. Y como
no tiene límite, todo lo que des te será devuelto.
Siembra aunque sea una mirada de afecto,
un gesto cariñoso, y recibirás todo el amor
del universo.
Nuestro primer acto en esta vida fue una
inspiracón. El aire estaba ahí, esperándote,
y llenó tus pulmones. Pero para continuar
vivo tuviste que exhalar.
Recuérdalo. Dar es la clave.
Sin dar no hay recibir. Y cuanto más se da
más se recibe. Esta es una ley cósmica,
universal. Si se comprende esta ley, si se la
pone en práctica, nuestra vida cambia
sustancialmente.
Tal vez al principio te cueste, porque piensas
que si lo das todo, te quedarás vacío. No
tengas miedo. No es así, porque todolo que
das siempre vuelve a ti multiplicado.
Inténtalo...
Jorge Bustamante (monje Zen)

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