domingo, 12 de diciembre de 2010

COMPETIR? GANAR? PERDER?

En una escuela de niños especiales, que tenían en común padecer síndrome de Down, se organizó en primavera una jornada de olimpiadas.
Todos los alumnos participaban al menos en alguna competición, y muchos de ellos en más de dos.
El fin de la tarde era en la pista central de la escuela, donde se correría la carrera de cien metros lisos delante de padres e invitados.
En la carrera participaban diez corredores que tenían entre ocho y doce años. El profesor de educación física los había reunido unos minutos antes y, con buen criterio educativo, les había dicho:
- Jóvenes, a pesar de ser una carrera, lo importante es que cada uno de vosotros dé lo mejor de sí. No cuenta quién gane la carrera, lo que verdaderamente importa es que todos llegéis a la meta. ¿Lo habéis entendido?.
- Sí, señor - contestaron los niños y las niñas a coro.
Con gran entusiasmo, y ante el griterío de familiares, compañeros y maestros, los corredores se alinearon en la línea de salida. Y tras el clásico "¿Preparados? ¿Listos?", el profesor de gimnasia disparó una bala de fogueo al cielo. Los diez empezaron a correr y, desde los primeros metros, dos de ellos se separaron del resto, liderando la búsqueda de la meta.
De repente, la niña que corría en penúltimo lugar tropezó y cayó.
El raspón de las rodillas fue menor que el susto, pero la niña lloraba por ambas cosas. El jovencito del último lugar se detuvo a ayudarla, se arrodilló a su lado y le besó las rodillas lastimadas. El público que se había puesto de pie se tranquili´zó al ver que nada grave había pasado. Sin embargo, los otros niños, todos ellos, se giraron hacia atrás y al ver a sus compañeros, retrocedieron. Al llegar consolaron a la jovencita, que cambió su llanto en una risa cuando, entre todos, tomaron la decisión. El maestro les había dicho que lo importante no era quién llegara primero, así que entre todos alzaron en el aire a la compañera que se había caído y la cargaron rompiendo la cinta de llegada todos a la vez.
El periódico local ponía en nota del día siguiente, con toda precisión:
"La emoción más intensa de las olimpiadas especiales de ayer fue la carrera de los cien metros lisos. Si usted no estuvo, pregunte a los asistentes "¿Quién ganó?". No importa quién se el interrogado, me animo a asegurar que obtendrá siempre la misma respues: "En esa carrera, GANAMOS TODOS".
"Veinte pasos hacia adelante" de Jorge Bucay

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